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Por Qué te Mienten las Etiquetas Nutricionales
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En este Programa hablo sobre:
- Ejemplos de engaños en la portada de los productos
- Qué ocultan las etiquetas nutricionales
- Cómo leer correctamente las etiquetas
- Cómo hacen para no incumplir la ley pese a la ocultación e incluso la mentira las empresas
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Uno lee el packaging de un producto y ve: “producto light”, “0% grasas” o “0% azúcar” y se compra el producto pensando que es un producto super sano.
Lo primero es que para que ponga la palabra light sólo significa que tenga un 30% al menos menos de calorías respecto a otra versión del producto. Si compras una mayonesa light puede seguir teniendo un 40% de grasa respecto al 60% de la versión original si tiene menos calorías.
Igualmente, que sea 0% azúcar no significa que para compensar el sabor no le metan mucha más grasa que es lo que muchas veces suelen hacer y que incluso esta versión sin azúcar tenga más grasa y calorías que la versión original.
Siguiendo con el tema del azúcar, hay muchísimos ejemplos pero uno de ellos es el café.
Cuando uno compra café que pone natural, espera que no lleve nada más que café. Algunos ponen torrefacto, y cuando uno investiga se da cuenta que el torrefacto es que al grano del café le han echado azúcar durante el proceso de elaboración y cuando te ponen torrefacto la gente no sabe lo que es, para no poner azúcar, y se está metiendo ya café con mucho azúcar.
En algunas etiquetas incluso no vienen ni los ingredientes si quiera. Por lo que si quieres evitar esto y estar totalmente seguro café en grano.
Según la ley, los ingredientes deben ordenarse los primeros que aparezcan los que se incluyen en su mayor porcentaje en composición y en orden. De tal forma que el primero será el que mayor porcentaje del total esté presente en el producto.
El problema de esto, es que muchos no ponen porcentajes.
Si compras un jamón cocido y te pone en ingredientes de izquierda a derecha: jamón, azúcar…¿cuánto es jamón y cuánto azúcar? Y como este producto muchísimos, pero mientras más al principio esté un ingrediente no deseable para ti en mayor porcentaje estará.
Luego al seguir leyendo las etiquetas en las grasas, en muchas ocasiones, no se especifica qué tipo de grasas son, y si aparece, en algunas ocasiones, sólo cuáles son saturadas, porque se han demonizado a las grasas saturadas porque las trans son las malas, pero el cuerpo necesita grasas saturadas tanto de la carne, como de la mantequilla natural, aceite de coco y similares.
Todas las grasas no son iguales, y hay “trampas” en el packaging. Por ejemplo, el atún envasado, ya sea aceite de oliva o al natural, pone “gran fuente de omega 3” y la gente piensa que tiene los mismos niveles de omega 3 si te comes una lata de atún que un filete de atún de la pescadería y hacértelo a la plancha.
Todos sabemos lo que necesitamos los omega 3, en concreto los epa y dha para estar sanos, pero se sabe por análisis que las latas de atún apenas tienen un pequeño porcentaje de omega 3 respecto al pescado de pescadería pero engañan con sus mensajes publicitarios en el packaging.
Y como en la etiqueta nutricional no viene especificado cuánto es de grasas poliinsaturadas y cuánto de epa y dha, la gente no tiene forma de analizarlo si lo deseara.
Con el tema de la fibra pasa muy parecido, en muchas etiquetas nutricionales no se especifica. Dependiendo del tipo de fibra el cuerpo la utilizará como fuente energética o la desechará y esos carbohidratos que se contabilizan y calorías no son aprovechables pudiendo una persona leyendo las etiquetas nutricionales elegir alimentos que crea que tiene una cantidad de energía aprovechable por el cuerpo que realmente no es la indicada.
Para indicar las calorías, grasas y azúcar también los productos que no son saludables suelen poner medidas no standard para hacer los cálculos.
Es decir, lo normal es indicar por cada 100 gramos de producto qué calorías y macronutrientes contiene. Sin embargo, para intentar reducir esta cifra se suele poner en su lugar, una cucharada y entre paréntesis 15 gramos o una taza y ponen 35 gramos.
Entonces, si uno no se fija, piensa que están especificando 100 gramos de producto cuando es menos de la mitad, incluso hasta 8 veces menos pensando la persona que ni tiene tanta grasa ni calorías como realmente tiene.
También las empresas se aprovechan de la demonización de ciertas sustancias para vender algo como mejor cuando realmente no lo es.
El aceite de palma se ha demonizado mucho y muchos ponen “sin aceite de palma” y luego la composición nutricional es malísima. O “con omega 3” o con vitaminas “a y d” y son vitaminas y grasas introducidas artificialmente que no son tan biodisponibles como las de los alimentos en su presencia natural.
Entonces, es argumentar una serie de beneficios que realmente ellos saben que no lo son, y no están engañando, pero sí omitiendo lo que les interesa.
La clave de estos engaños para salvarse es que no mienten, sino omiten, por eso es clave tener una base de nutrición para conocer todos estos engaños y saber valorar en una compra en el supermercado qué echar en la cesta y qué no.
Espero que con estos consejos, porque hay tantos alimentos, packaging engañosos, omisiones de muchísimos tipos, que podríamos seguir hasta el infinito, aunque las más comunes ya las he comentado y te pueden servir para depurar y mejorar tu lista de la compra.
Programa anterior de Más que en Forma:
Cómo Evitar que un Ataque de Ansiedad Crónico te Destruya
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